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26/02/2024. Este fin de semana, más de 300 jóvenes, entre bachilleres, universitarios, profesionales, sacerdotes, catequistas, y religiosos, se embarcarán en la tradicional Javierada, una peregrinación anual que recorre el camino hacia el Castillo de Javier, en Navarra.

La Delegación diocesana de Juventud, que organiza esta iniciativa, espera que este año sea un momento de gran impacto espiritual para los jóvenes. Según Rubén Herraiz, subdelegado de Juventud, la cifra de participantes “es una muestra del interés que despierta la peregrinación, un evento que se ha convertido en una de las citas más esperadas para los jóvenes de la diócesis”.

La Javierada es conocida por ser un espacio de encuentro y reflexión, donde los jóvenes tienen la oportunidad de profundizar en su fe y compartir momentos de oración. Herraiz señala que “lo que hace especial esta convocatoria es la posibilidad de vivir una experiencia cristiana intensificada, con momentos de oración y catequesis que profundizan en el sentido de la vida cristiana, un encuentro con el Señor que les permite vivir de una manera más gozosa y fuerte su fe”.

Además, el conocer la vida de San Francisco Javier, uno de los grandes santos de la Iglesia, y seguir su ejemplo, es otro de los elementos que atrae a los jóvenes cada año a participar en esta peregrinación”, expresa.

Este año la peregrinación, que se celebrará entre el 28 de febrero y el 2 de marzo, tiene un enfoque especial debido al Jubileo de la Esperanza, un matiz que da al evento una dimensión aún más significativa. Herraiz explica que “el objetivo principal de este fin de semana será ayudar a los jóvenes a profundizar en la esperanza, un tema central en la vida cristiana, y relacionado con el lema de este año ‘Con gran esperanza en Dios nuestro Señor’. Este lema, inspirado en las cartas de San Francisco Javier, refleja la certeza de que el Señor sostiene la vida de los cristianos y los anima a entregarse por completo a Él en la misión y el servicio”.

La peregrinación comenzará el viernes 28 de febrero en Pamplona, donde cada grupo parroquial viajará en autobús hacia el seminario de la ciudad. Durante la tarde, se realizarán presentaciones y una primera catequesis, creando un ambiente de comunidad antes de comenzar el recorrido. La noche será tranquila, con la oración y el descanso para afrontar el largo viaje hacia el Castillo de Javier.

El sábado 1 de marzo, los peregrinos comenzarán la peregrinación a pie desde la Foz de Lumbier, en un recorrido que lleva a los jóvenes a través de parajes naturales de gran belleza.
Explica el subdelegado de juventud que “este tramo de diez kilómetros tiene un valor tanto físico como espiritual, ya que es una representación de la vida cristiana, un camino hacia el encuentro con el Señor”. Durante el trayecto, los jóvenes vivirán momentos de oración en silencio, rezo del Rosario y catequesis, “lo que les permitirá meditar sobre su vida interior y su misión en el mundo. La compañía de otros jóvenes, el contacto con la naturaleza y la posibilidad de confesarse son elementos que contribuyen a la profundidad espiritual de la jornada”.

La Eucaristía, que será presidida por el obispo diocesano de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, es uno de los momentos culminantes de la jornada del sábado. Herraiz subraya que “la presencia del obispo, que caminará junto a los jóvenes y celebrará la misa con ellos, es un signo de unidad y comunión en la Iglesia diocesana. Este encuentro con el obispo es una oportunidad para que los jóvenes compartan con él sus vivencias y refuercen su sentido de pertenencia a la comunidad eclesial”.

El domingo 2 de marzo, la peregrinación alcanzará su momento culminante con la visita a la Basílica de Javier, lugar de nacimiento de San Francisco Javier, el patrono de las misiones. “Este sitio tiene un significado muy especial para los jóvenes, ya que les conecta con la vida de un santo que entregó su vida al servicio de Dios y a la misión de llevar el Evangelio al mundo”, subraya el subdelegado. La visita a la capillita donde se encuentra la imagen del Cristo sonriente es uno de los momentos más esperados, pues “representa el encuentro con un Cristo que, con su sacrificio y amor, ofrece la salvación a todos”.

Finalmente, en el regreso de la peregrinación, los jóvenes vivirán una última Eucaristía en la que podrán reflexionar sobre lo vivido y cómo aplicar todo lo experimentado en su vida diaria.

Herraiz comenta que, aunque el primer día de la peregrinación es el más impactante,” la verdadera riqueza de la Javierada es la transformación espiritual que deja en los jóvenes, motivándolos a seguir viviendo su fe en la cotidianidad”.

Rubén Herraiz concluye destacando dos grandes enseñanzas de San Francisco Javier que los jóvenes deben llevar consigo: “dar la vida a Jesucristo merece la pena” y que “la vida interior es la que anima la vida exterior”, recordando que la misión y la vida cristiana deben nacer de una vida espiritual profunda.

 

 

 

 

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