Tras una larga y fecunda vida (1931 - 2020), el Señor ha llamado a don Miguel Rivilla San Martín, sacerdote que ha servido a la Iglesia durante muchos años en Alcorcón. Antes fue Salesiano, lo cual le marcó especialmente en su amor a la Virgen Santísima con el título de Auxiliadora de los cristianos. De la Institución Salesiana le venía seguramente, también, su amor a escribir, de todo y para todos, en un afán de evangelización y servicio.
Esta ha sido una característica muy destacada desde que se ordenó sacerdote el 23 de junio de 1957. Con la Palabra de Dios y el periódico diario, don Miguel escribía artículos, folletos y cartas al Director en un afán de llegar a todos, iluminando desde la fe los acontecimientos de la vida eclesial, social y aún política.
Su género literario más destacado era la “carta al Director” que enviaba a periódicos y revistas y que, frecuentemente, veíamos publicadas. Era un verdadero especialista en este género. Centrado en la idea que quería transmitir, don Miguel desarrollaba brevemente, con argumentación clara y palabras precisas el tema del día.
Incardinado en la Diócesis de Getafe en el año 1994, don Miguel salía a la calle no sólo para distribuir sus folletos y libros, sino también para entrar en diálogo con todos, y para polemizar con los testigos de Jehová en las aceras o en las casas de los feligreses en que les habían abierto las puertas y ya no sabían como cerrárselas ante la imposibilidad de dialogar con ellos. Allí estaba don Miguel, defendiendo la fe cristiana y el credo nicenoconstatinopolitano, contra los nuevos arrianos.
Ligero de equipaje, marchó un día a la residencia sacerdotal de la Mutual del Clero de Madrid. Una maleta con poca ropa, algún libro, y el ordenador para seguir comunicando con sus seguidores y amigos fieles. A los sacerdotes de la parroquia nos regaló algunos libros y objetos. Todo lo demás quedó en la casa parroquial que ocupaba, incluida una vieja fotografía de sus padres, quizás del día de su boda. Algunos de sus libros de teología y espiritualidad los guardamos en la parroquia, otros los regalé en su nombre a varios seminaristas.
Su tránsito ha sido el 2 de agosto, día de Nuestra Señora de los Ángeles. De la mano de la Madre Auxiliadora, marchó a la casa del Padre.